Habia recogido el cigarro del suelo.
El viento quiso llevárselo momentos antes.
Sacó el mechero del bolsillo izquierdo del pantalón baquero
justo al lado de los pañuelos y los tickets de metro.
Lo prendió y la llamarada alcanzó el papel y el tabaco.
Expulsó el humo y el viento lo dirigió hacia el norte de la calle.
Los pantalones baqueros, los tickets de metro, el paquete de Chesterfield
y los pañuelos se mecían hacia el sur.
Tuvieron algún cruce de miradas con una blusa roja y pantalones afganos.
El humo continuaba virando al norte.
Los semáforos en rojo suponían la sumisión a una tregua chiquita.
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